Dentro de la sociedad existen muchas corrientes que nos envuelven con mensajes atractivos y sin contenido que nos convierten en marionetas de sus propios intereses.
Nos aferramos a ellas para sentirnos diferentes o mejores que los demás, nos sumergen en una fiebre consumista sin sentido y se aprovechan de nuestro monedero para llenar el suyo.
Vemos campañas publicitarias que nos ofrecen calzado deportivo con el que podemos dar saltos increibles, coches que casi se conducen solos, refrescos que nos conceden super-poderes, etc., pero, ¿ese calzado es transpirable? ¿la chapa de ese coche es resistente a los golpes? ¿ese refresco, ademas de cumplir lo que su propio nombre indica, contiene alguna sustancia que no debamos consumir en exceso?
Por otro lado, también existe un calendario impuesto en el que debemos celebrar algo o regalar algo. ¿Por qué? acepto aquellos casos de fijar una fecha para intentar reunir familias separadas por la distancia, incluso aquellas celebraciones en las que prima un sentido religioso o celebrar determinado acontecimiento, pero en todas y cada una de ellas predomina el valor que se le da a lo que consumimos que al simple hecho de sentarse en torno a una mesa.
Esta última situación afecta además directamente a nuestro bolsillo, comprar algo en esas fechas suele resultar verdaderamente prohibitivo comparado si hacemos lo mismo en cualquier otra fecha del año. A finales del año pasado tuve una conversación sobre los menús navideños y la respuesta que obtuve fue "¿y como no vamos a poner marisco si es nochebuena?" a lo que yo respondí "pues porque pagar el triple me parece una barbaridad y ademas ¿realmente tienes ganas de comer marisco?".
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