sábado, 7 de agosto de 2010

EL PODER DEL DINERO

Es cierto que el dinero no compra la felicidad si no sabemos disfrutar de la vida, también es cierto que el dinero no puede comprar algunas cosas (salud, amor o confianza) y que no debería comprar otras (trato de favor, mentira u opiniones), pero lo que no podemos negar es que es un elemento que condiciona nuestro paso por la vida.

De manera individual o colectiva, el dinero tiene el poder de abrir o cerrar puertas en nuestro camino, permite acceder a algunos de nuestros sueños y pone muy difícil o duro el poder cambiar situaciones con las que no estamos de acuerdo.


Criticamos los guetos donde los nazis aislaban a los judíos, criticamos el apartheid creado en Sudáfrica donde una minoría menospreciaba los derechos de una mayoría, derribamos el muro de Berlín con el grito de la reunificación de un pueblo. Pero ¿por qué sigue en pie el gueto de Gaza? ¿por qué renace otro muro en Jerusalem?, es más, ¿por qué no se hace nada que no sea de “cara a la galería”?. Yo creo saber la respuesta, ¿y tú?


Bajo la bandera de la libertad la mayoría de las naciones  defendió a Kuwait de la invasión iraquí que posteriormente desencadeno el derrocamiento de Sadam Hussein. ¿Por qué no se hizo lo mismo en Ruanda cuando la etnia tutsi masacró prácticamente a la hutu? ¿Por qué no se derroco a Sadam Hussein cuando casi erradicó a la población kurda?


Las Naciones Unidas, que por cierto no sé su utilidad cuando existen algunas naciones con derechos de veto a decisiones mayoritarias, condenan a ciertos gobiernos por sus actuaciones en contra de los derechos humanos.¿Por qué a otros países solo les advierten? ¿Por qué autorizan o miran para otro lado ante bloqueos de ayuda humanitaria para determinados países?


La humanidad ha conseguido volar, navegar por debajo del mar, comunicarse a largas distancias e incluso llegar a la Luna. ¿Por qué se dan pasos más cortos en erradicar ciertas enfermedades? ¿Por qué enarbolamos la bandera de la paz y los presupuestos de defensa están por encima de los destinados a sanidad o a la educación?


Ante estas preguntas y otras que seguramente os haréis, la respuesta casi siempre será la misma, no se resuelven por el poder del dinero que tienen las personas, empresas o países contra los que iría tomar esas decisiones.

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