lunes, 2 de agosto de 2010

POLITICAMENTE HABLANDO

No hace mucho tiempo, uno de mis sobrinos me pregunto: "Tio, ¿tú de que tendencia política eres?", a lo que yo conteste "De la mia propia". Estuvimos hablando un rato sobre este tema y llegue a dos conclusiones: alegría por comprobar que la juventud aún tiene curiosidad política; relativa tristeza al ver que mi sobrino ha dejado de ser un adolescente (ya sabéis que en ocasiones nos cuesta ver que nuestros niños también crecen).

La política, tal y como nos la venden nuestros políticos, no tiene ningún sentido para mi. En un futuro artículo escribiré sobre lo que denomino el efecto "naranja mecánica", que inspirado en parte del mensaje de la novela de Anthony Burgess, posteriormente adaptada al cine por Stanley Kubrick, nos muestra como se puede manipular la mente para convertirnos en marionetas movidos por intereses partidistas, económicos o religiosos.


Volviendo al tema principal, para dar una respuesta como que no se cree en la política hay que tener claros los puntos que piensas deberian ir cambiando. En el caso concreto de mi país, España, destaco como puntos principales a cambiar:
  1. Un sistema electoral en el que votemos a personas no a siglas, la mayoría de las veces ni conozco, ni he oido, ni he visto, ni se como piensa a los integrantes de una lista política
  2. Un sistema de reparto de los escaños parlamentarios más equitativos en los que realmente el voto de una persona tenga el mismo valor resida donde resida.
  3. Un poder ejecutivo, legislativo y judicial, que aunque constitucionalmente se definen como independientes, sus órganos máximos de dirección no esten politizados por el partido de turno
  4. Una aplicación real del derecho a que todos somos iguales ante la ley con independencia de nuestra razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social
  5. Por último, derecho del ciudadano a exigir la celebración de referendum, consulta o elecciones anticipadas mediante la presentación de las firmas de un número convenido de ciudadanos. Ahora existe algo similar, pero queda en poder de las cámaras legislativas dar viabilidad o no a la petición.
Por no convertir este artículo en una enciclopedia, no detallo más puntos como más transparencia en la información a la ciudadania sobre los gastos del gobierno, cambiar las funciones y derechos de la monarquía, obligación de declarar los bienes tanto en el momento de entrar o salir de cualquier organo gubernamental, etc.


Os animo a leer sobre el humanismo y el movimiento de la ilustración, sin aplicar extremismos podemos extraer ideas para intentar cambiar nuestra forma de ver la vida en general y la política en particular. Aplicar en extremo estas ideas nos pueden llevar al caos en la sociedad.

A la juventud, sobre todo, les aconsejo que tomen el relevo de una lucha aportando su fuerza y frescura de ideas usando como única arma la palabra.

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